En estos mismos momentos, mientras usted lee esta contraportada, un esloveno loco de 52 años de edad, con cara de bonachón, un sobrepeso nada espontáneo, los arrestos de un tigre y la tenacidad de un percherón está dando una brazada tras otra en algún lugar perdido del Perú cercano a la frontera brasileña.Lleva dos semanas sumergido en las turbias aguas del Amazonas, la madre de todos los ríos, con un objetivo entre ceja y ceja: cubrir a nado los casi 5.500 kms. que separan su nacimiento, en las faldas andinas, hasta su muerte en brazos del Atlántico. Espera culminar su hazaña, récord mundial absoluto de distancia a nado, en unos 70 días, y sabe bien lo que se lleva entre manos porque ya ha superado antes desafíos de envergadura similar.Martin Strel comenzó siendo un músico de ‘BBC’ -bodas, bautizos y comuniones- que alegraba las veladas con su guitarra y ahora es un héroe nacional en Eslovenia tras haber inscrito su nombre varias veces en los superlativos del Guinness. Nacido a la orilla de un río, donde aprendió a nadar sin ayuda a los seis años de edad, ha hecho de la travesía fluvial su vida. Primero fue la inquietud de probarse a sí mismo -los ríos locales Krka y Kolpa, en 1992- y luego el gusanillo de superarse cada vez más: unir a nado Eslovenia e Italia, cruzar el Canal de la Mancha o hacer historia en el Estrecho de Gibraltar en 1997, cuando se convirtió en el primer hombre capaz de cubrirlo de sur a norte sin traje de neopreno tras 30 horas de esfuerzo.Templadas su resistencia y determinación, decidió dar un paso más y jugar las grandes ligas. Para ello eligió el segundo río más largo de Europa, el Danubio, cuyos 3.000 kilómetros, desde sus manantiales en la Selva Negra hasta desparramarse en el Mar Negro, se merendó en 58 días en el año 2000, consiguiendo su primer récord mundial, convenientemente certificado por el libro cervecero de rigor. Aquello despertó a la bestia y en los años venideros nadó de cabo a rabo las autopistas de agua dulce más grandes del planeta: el Mississipi en Norteamérica (3.797 km.) desde el norte de Minessota hasta el Golfo de México, que le valió una nominación para los Premios Laureus, y el lodoso y físicamente devastador Yangtzé en Asia (4.003 km.), dejando para el postre el Everest de los ríos, el descomunal Amazonas.Strel tiene una liturgia particular para afrontar sus aventuras: engorda mucho antes de empezar porque pierde entre 20 y 30 kilos por desafío, nada de 11 a 12 horas al día y sólo duerme 3 o 4, y sufraga los gastos -un millón de dólares es el presupuesto de su locura amazónica- mediante la producción de documentales, apadrinados por grandes cadenas de TV, y la venta de libros autobiográficos, además de propagar mensajes por la paz, la amistad, la limpieza de las aguas y la conservación de las selvas. Su equipo de apoyo consta de una veintena de personas que incluyen guías, médicos y fotógrafos.[b]La inmensidad del Amazonas, cuyo caudal supone una quinta parte del agua dulce del planeta, alberga multitud de peligros: caimanes, serpientes, anguilas eléctricas, tiburones, parásitos de todo tipo y pirañas; para evitar a estas últimas lleva unos bidones con sangre animal que arroja lejos para distraer su atención en caso de hipotéticos ataques. Sin embargo, el peor enemigo oculto en las aguas suramericanas es el candirú, un diminuto pececillo que, atraído por la orina, se introduce en los orificios corporales humanos -ano, vagina o punta del pene- y una vez dentro se enquista gracias a unas aletas eréctiles y se alimenta de los tejidos y el torrente sanguíneo del huésped. El candirú, también llamado por los nativos ‘pez vampiro’, sólo puede extirparse mediante cirugía.[/b]Me ha gustado mucho este articulo…jejeje sobretodo por lo del pececillo esejejeje

adminGeneralEn estos mismos momentos, mientras usted lee esta contraportada, un esloveno loco de 52 años de edad, con cara de bonachón, un sobrepeso nada espontáneo, los arrestos de un tigre y la tenacidad de un percherón está dando una brazada tras otra en algún lugar perdido del Perú cercano...Santa Coloma de Gramenet