1. Los Iberos

Los orígenes de Santa Coloma de Gramenet se remontan a la época delneolítico. El primer asentamiento —una pequeña agrupación de cabañasconstruida probablemente con ramas de árboles— data de unos tres milaños antes de Cristo y estaba situado en la vertiente del Puigfred,donde hoy se halla el Hospital de l’Esperit Sant. Sus habitantes eranrecolectores, cazadores y agricultores.

De los restos arqueológicos encontrados correspondientes a esta época,destaca el Cau d’en Genís, un sepulcro megalítico ubicado a unosquinientos metros del Poblat Ibèric Puig Castellar, constituido por ungran bloque de granito que descansa sobre otras rocas más pequeñas,sugiriendo la entrada a lo que debió ser un corredor sagrado. Otroshallazgos (cerámicas, huesos, etc.) ponen de manifiesto la presenciahumana en diversos puntos como el torrent de les Bruixes o can Butiny? ,en plena Edad del Bronce, entre los años 1200 y 900 aC.

Sin embargo, el descubrimiento del Poblat Ibèric Puig Castellar, quetuvo lugar en 1902 gracias a la tenacidad de Ferran de Sagarra, aportauna información trascendente para la reconstrucción histórica de SantaColoma. El poblado se asienta en la cima del turó del Pollo a 303metros de altura. Tiene una forma alargada, de tipo cónico. Fue paralos iberos un enclave defensivo estratégico.

Los iberos ocuparon una extensa franja litoral mediterránea, entre elLlenguadoc y Andalucía, quinientos años antes del nacimiento de Cristo.Gobernado por un consejo de ancianos —la cúspide aristocrática—, elpoblado representó la estructura social básica de esta civilización.Los iberos del turó del Pollo vivían de la agricultura, mientras laganadería constituyó una actividad complementaria. La caza y la pescaadquirieron una gran relevancia, especialmente la cinegética, por laenorme cantidad de animales que se podían encontrar en los bosquescolindantes. El comercio, curiosamente, ya les supuso una fuenteimportante de acumulación de riquezas.

El contacto de los iberos con otros pueblos mediterráneos les llevó aldescubrimiento y utilización de la escritura, si bien las inscripcioneshalladas son imposibles de traducir y representan todavía hoy unmisterioso enigma.

La influencia mediterránea tuvo también en ellos un importante impactoespiritual: se desarrolla así un arte ibérico de gran riqueza,fundamentalmente religioso. En la tercera excavación del Puig Castellar(1954) se encontraron, entre otros objetos, una cerámica con forma derostro femenino —una reproducción de la diosa Demeter, llamada en lamitología púnica diosa de la fecundidad Tanit— y un morillo de hierroforjado de los siglos IV-III aC. En la actualidad, estos dos iconos seutilizan para distinguir a los ciudadanos y entidades que trabajan enpro de la ciudad, en las ediciones bianuales de los Premios Ciutat deSanta Coloma.

El poblado Puig Castellar fue abandonado hacia el año 150 aC y susmoradores se trasladaron a la parte más llana de Santa Coloma. Antes,en el 218 aC, tuvo lugar el desembarco de los romanos en Empúries.Algunas tribus ibéricas se revelaron contra la ocupación y otrasaceptaron pacíficamente la presencia de los invasores. En el caso delos ancestros colomenses, el descenso hacia la llanura pudo ser unaconsecuencia del proceso de romanización.


2. Baetulo: la etapa romana

Inevitablemente, la llegada de los romanos a Catalunya provocó cambiosimportantes en la estructura social y en la explotación de la tierra.Las villas o casas de payés pasaron a ser la base de una sociedademergente en la que finalmente acabaron integrándose los iberos. SantaColoma se encuadró en el ámbito de la ciudad de Baetulo(Badalona), centro de desarrollo del comercio, la administración y elarte. Se calcula que debieron existir siete villas en el términocolomense durante la época romana, la cual tuvo su momento álgido enlos siglos I y II dC. Un horno, encontrado en la zona conocidapopularmente como el Motocròs, una rueda de molino, diversos fragmentosde cerámica y, sobre todo, una tumba descubierta cerca de la masía decan Zam son los restos arqueológicos más importantes de este período.

La decadencia del Imperio Romano, sus continuas crisis políticas, lasincursiones de los pueblos bárbaros (visigodos y árabes, entre otros)provoca nuevos cambios en la forma de la propiedad. La ciudadpierde importancia en favor de las villas. Los terratenientes emergencomo la clase más poderosa, se hacen con grandes explotacionesagrícolas y consolidan el modelo feudal —los señores ceden a loscampesinos la explotación de sus propiedades a cambio del pagodel diezmo— entre continuos sobresaltos (reconquista, pillajes,incursiones de los sarracenos, etc.).

A comienzos del siglo XI, bajo el manto protector del conde RamonBerenguer, Santa Coloma, que entonces se conocía como la vallCarcerenya, contaba con unos 120 habitantes diseminados en masías,capillas, torres y molinos. Todo el valle quedaba bajo laadministración de la Pia Almoina, un organismo caritativodependiente del Obispado de Barcelona donde se conservan documentoshistóricos fechados entre los siglos X y XIV.


3. Santa Coloma, mártir o el nacimiento del pueblo.

Santa Coloma fue una mártir de la Marca Hispánica que a los diecisieteaños fue asesinada por los romanos (274 dC) por sus ideales católicos.La mataron en Sens, a 60 kilómetros de París. Pues bien, en 1187 elobispo barcelonés Bernat de Berga consagró con el nombre de SantaColoma una iglesia románica que se construyó en el espacio que en laactualidad ocupa la parroquia de Sant Josep Oriol. Siguiendo lacostumbre de la época, alrededor del templo quedaron delimitados loslímites del término administrativo del nuevo municipio.

Surge así un pequeño villorrio compuesto por algunas edificaciones quehoy forman parte del patrimonio histórico y artístico de la ciudad,como la torre Balldovina, el molí d’en Tristany (Molinet), o las masíasde can Zam, can Calvet, can Franquesa y la Torribera. Al nombre de laiglesia se le añadió el topónimo del lugar —Santa Coloma de Gramenet—,que viene de “gram”, una hierba muy común y abundante entonces en losbosques de pinos, robles, encinas y viñedos que se extendían entre elrío Besòs y las montañas de Sant Mateu, Mosques d’Ase y Sistrells. Eltérmino municipal colomense ha superado ya los ocho siglos de duración.

La torre de defensa más antigua, la torrassa —data del siglo XI y formaparte del conjunto que hoy conocemos como torre Balldovina—, se erigióen aquella época de grandes turbulencias en el principal emplazamientodefensivo, papel que cumplió durante mucho tiempo: en la guerra civilque enfrentó a los partidarios del rey Juan II con la Generalitat(1462-1472), una de las batallas más cruentas se desató en susalrededores (noviembre de 1471).

En el siglo XII, el territorio fue de nuevo devastado a causa de lasincursiones de los almorávides, a las que siguieron otras luchas entreárabes y cristianos. En el siglo XIV se pone fin a la invasiónárabe y comienzan a proliferar las masías como núcleos vertebradores dela población. De esa etapa data la torre Pallaresa y, muy cerca, aunquefuera de los límites de Santa Coloma, se construye en 1416 elmonasterio de Sant Jeroni de la Murtra.


4. Tiempos modernos

A pesar de los continuos movimientos de tropas, Santa Coloma gozó deuna cierta prosperidad a lo largo de toda la Edad Media. Entre lossiglos XII y XIV se diversificaron los cultivos y se logró una mayorproductividad agrícola. Además, su escasa importancia estratégica ymilitar —el poblado se encontraba aislado, alejado de las principalesvías de comunicación— le permitió mantener una cierta integridad. Loscampesinos, por ejemplo, tenían derecho a refugiarse tras las murallasde Barcelona en el caso de grave peligro. La jerarquía de lospropietarios de las grandes masías fue otra constante de este período.

Catástrofes naturales, terremotos y epidemias asolaron Catalunya a lolargo del siglo XV. La rutinaria vida de los payeses colomenses quedótruncada por pestes endémicas como la gl? nola, que no fue erradicadahasta mediados del siglo XVI. Las calamidades no menguaron en los dossiglos siguientes, si bien las consecuencias para los habitantes deSanta Coloma fueron más leves, a causa, otra vez, de su aislamientogeográfico.

Tras la Guerra de Sucesión (1714) el censo aumenta de maneraespectacular: de los 144 habitantes contabilizados en 1718, se pasa a731 en 1787. Se abre una etapa caracterizada por un crecimientomoderado de la riqueza con la agricultura como principal motoreconómico. El pequeño núcleo urbano delimitado por las calles Major ySafareig crece en dirección a la montaña —los colomenses de entonces serefugiaban así de las crecidas del Besòs y de las enfermedades queprovocaban las aguas estancadas— y se consolidó con el aumento de lapoblación. La antigua iglesia románica fue sustituida por un templobarroco en 1761.

La tierra se mantiene en las mismas manos, pero con una novedad: lasrelaciones entre los propietarios y los campesinos ya no son de tantadependencia como en la Edad Media. Aparecen figuras tan dispares comolos masoveros (payeses que vivían en la masía y trabajaban en lapropiedad del terrateniente) y los jornaleros. La agricultura atraviesaun momento de esplendor. A las viñas y plantaciones de cereales yhortalizas que colorearon el paisaje desde siempre, se unen ahoraproductos como el cáñamo y el lino, que florecen en las lagunascercanas al río.


5. Primeras industrias: los artesanos del XIX

El siglo XIX no comenzó con buen pie. En 1803 una riada provocó gravesdaños en los cultivos. En 1808, durante la Guerra de la Independencia,soldados napoleónicos asaltaron el pueblo y mataron a 14 lugareños. Laréplica se produjo en la llamada batalla de Santa Coloma, el 22 deseptiembre de ese mismo año: las tropas de Milans del Bosch derrotarona los franceses, aunque éstos últimos acabarían imponiendo su poderíomilitar en un nuevo enfrentamiento, esta vez en las cercanías de SantJeroni de la Murtra. La guerra, el nefando reinado de FernandoVII, el hambre, la miseria y las epidemias golpearon con fuerza sobrelos colomenses en este primer cuarto del siglo XIX.

A pesar de estos obstáculos, Santa Coloma empieza a crecer. En 1718había en la aldea 30 casas. Cien años después el número de viviendas sehabía quintuplicado. Se crean calles y se amplían otras ya existentes,como las de Cases Noves (Vistalegre), Sant Pere, Pedró, etc.

La tierra pertenecía a una decena de individuos —la mayoría eranforasteros—, entre los que descollaban Ferran de Sagarra, el conde deLlar o Joan Franquesa. Casi todos los campesinos eran pobres y elprotagonismo social recaía sobre una élite de masoveros quetrabajaba para los grandes hacendados.

Igual que en otras poblaciones de la periferia de Barcelona, hacia lamitad del siglo se inicia un tímido proceso de industrialización:aparecen talleres familiares del textil, cuya importancia para laeconomía local irá progresivamente en aumento; el 10% de una población,compuesta entonces por 1.500 personas, está empleada en estasmanufacturas. Además, se instalan de forma estable pequeñoscomerciantes y artesanos.

En 1861 el consistorio compró unos terrenos para ubicar el cementerionuevo. En 1872 se estableció en la calle Major la escuela deniñas o costura. En 1885 las dependencias del Ayuntamiento, el Juzgadoy la escuela se trasladan a la era de can Pascali (plaça de la Vila).En 1886, en la carretera de Sant Adri? (calle Anselm Clavé), abresus puertas can Xaconet o cafè de dalt, que más tarde sería la sede dela Lliga Nacionalista. En 1887 se construyó el edificio de las monjasdominicas (el primer colegio privado de la localidad) en unos terrenoscedidos por Ferran de Sagarra, quien también donó el espacio suficientepara levantar un matadero cerca de can Zam (1893). En 1895 se celebrópor primera vez la Festa Major d’Estiu para despedir a las familiasbarcelonesas que veraneaban en Santa Coloma.


6. Los veraneantes

A finales del siglo XIX varias familias de la burguesía barcelonesapusieron de moda veranear en Santa Coloma: uno de los pioneros fue elhistoriador Ferran de Sagarra, propietario de la torre Balldovina ypadre del célebre poeta Josep Maria de Sagarra. El entorno geográfico,el clima y la proximidad a la gran ciudad facilitaron esta migraciónque se repetía cada año entre los meses de junio y septiembre. Losseñores compraron terrenos y construyeron sus casas de recreo queembellecieron la fisonomía del pueblo. Las nuevas construcciones seagruparon rodeando el núcleo originario de la villa: se abrieron callesy se densificaron otras como las del Pedró o la Rambla. Algunas deestas fincas desaparecieron en la vorágine especulativa de la década delos 60 (can Gordi, can Nohet). Otras lograron salvarse y han sidorecuperadas e incorporadas al patrimonio de la ciudad como can Muntlló,can Sisteré, can Franquesa o can Mariner, una antigua masía del sigloXVII, que a finales del XIX fue la segunda residencia de los Roviralta,quienes la reformaron y ampliaron; en la década de los ochenta seconvirtió en un casal de barrio (la recuperación de la masía y la plazacolindante, fue obra del arquitecto colomense Xavier Valls,muerto en el atentado de ETA contra los almacenes Hipercor).

El edificio más emblemático de aquella etapa es can Roig i Torres. Hoyconvertida en escuela municipal de música, esta mansión, una de las máshermosas de la ciudad, mezcla de forma armónica los estilos noucentistay modernista. Fue construida entre 1906 y 1912 por Rafael Roig iTorres, un hombre adinerado que, entre otros cargos, ocupó los decónsul de Uruguay en Barcelona y teniente de alcalde en el Ayuntamientobarcelonés.

La influencia de la colonia barcelonesa fue grande, a pesar de que lasrelaciones sociales entre veraneantes y nativos siempre fueron muyclasistas: algunos forasteros evitaban deliberadamente el contacto conel pueblo llano, se refugiaban en sus torres con jardín y, como máximo,se dejaban ver en la misa del domingo. La presencia temporal de estasfamilias acaudaladas supuso una mejora económica para un sector de lapoblación colomense. A petición de los veraneantes, el Ayuntamientocreó en 1895 la Festa Major d’Estiu para agasajar y despedir a tanínclitos personajes. No obstante, la antigua fiesta de la patrona, el31 de diciembre, nunca dejó de celebrarse.

En contraste con estas idas y venidas de familias ricas, se producenlas dos primeras oleadas migratorias modernas, aunque de muy reducidasproporciones: una procedente del interior de Catalunya y otra, deAragón, que se conoció popularmente con el apelativo de losmaños. En ambos casos las dificultades de integración fueron mínimas.Se trataba de jornaleros, mano de obra agrícola.


7. El siglo XX

En los albores del siglo XX surgieron junto al río nuevas industriasque se acabarían imponiendo a los pequeños talleres del textil. Lapuesta en marcha de fábricas como las del papel, can Baró o can Salamejoró la economía de muchas familias colomenses. Sin embargo, lascondiciones laborales que ofrecían dejaban mucho que desear. Jornadaslargas y agotadoras, abusos de patrones y capataces, nulas condicionesde salubridad y pérdidas de empleo de forma cíclica fueron losfactorers que caracterizaron un panorama de sobreexplotación, reflejo,por otra parte, de la situación social de la época y de la mentalidadde los empresarios de entonces. Pero, contrariamente a lo que sucedíaen Barcelona, fueron muy escasos los conflictos entre obreros ypatronos. El sindicalismo a este lado del Besòs se hallaba en pañales.

El proceso de industrialización se expandió en las primeras décadas delsiglo XX. En puertas de la II República existían 30 fábricas en SantaColoma.

A principios del siglo XX, el pueblo requiere transformaciones, ponersea la altura de los nuevos tiempos, y los cambios no tardarían enllegar. Llorenç Serra es elegido alcalde en 1906. Un año después,el Ayuntamiento autoriza a la Compañía Barcelonesa de Electricidad lainstalación de la red del alumbrado público que, en poco tiempo, seextiende a todo el municipio. El teléfono y el cinematógrafo son otrosinventos que se incorporan a la vida cotidiana de los colomenses (lasproyecciones de cine empezaron en 1909 en una sala de can Xaconet). Enla década de los veinte, Santa Coloma de Gramenet rompe definitivamentecon su aislamiento de siglos al inaugurarse el puente sobre el ríoBesòs. La conexión con Barcelona deja de ser una penosa y peligrosatravesía para convertirse en un hecho rutinario y sin especialrelevancia. Esta obra tuvo una trascendencia enorme, puesto quemultiplicó las posibilidades de tránsito de las personas y acabó con elideal bucólico/pastoril del pueblo payés. En 1915 se consagra laiglesia Major que sustituyó como parroquia al antiguo templo barroco(de estilo neogótico, la nueva iglesia fue financiada gracias a lapequeña fortuna que legó para este fin el sacerdote colomense JaumeGordi). En 1917 se funda el Sanatorio del Espíritu Santo que en unprincipio acoge enfermos tuberculosos. En 1922 la Mancomunitat compralos terrenos de la Torribera para edificar la Clínica Mental. En 1929se abrió el servicio de autobuses Santa Coloma-Barcelona, que sustituyóal antiguo, que cubría el itinerario Santa Coloma-Sant Adri? desde 1921.

En este período hay cambios urbanísticos importantes: se construyenaceras y alcantarillas y se amplía la plaza de la Vila. Pero otrosproyectos interesantes, como el del Eixample, que, entre otrosobjetivos, preveía la construcción de una plaza céntrica desde dondesalían ramblas y avenidas, quedó reducido a la nada por la fiebreespeculativa que ya por entonces comenzaba a hacer estragos.


8. La especulación de los cupones

Mientras Europa estaba enfrascada en la primera Gran Guerra, enCatalunya se vivía una etapa de prosperidad económica que provocó unincremento considerable de las clases medias. En 1916 Anselm de Riu iFontanilles, un comerciante catalán que había vivido Argentina y quehizo fortuna con el conflicto bélico, fundó la Compañía Nacional deTierras. Esta sociedad compró los terrenos de los grandes propietariosdel municipio y luego los parceló en fincas de dimensiones reducidaspara venderlas a pequeños tenderos y obreros de Barcelona. Los Banús,otra de las familias acaudaladas del pueblo, copiaron la idea yvendieron las tierras malas para el cultivo. A lo largo de una década,se especuló a través del sistema que se conoció con el nombre deestampilla verde, unos cupones que se podían adquirir en tiendas deBarcelona y que facilitaban el sueño de muchas personas de tener lacasa y el huerto cerca de su lugar habitual de residencia. La gente quecompraba por el sistema de acumular cupones no tenía suficiente dineropara edificar. Por lo tanto, se hacían unas barracas donde guardar lasherramientas de cultivo del huerto hasta el siguiente fin de semana.Muchos de los estampillaires se acabaron instalando de forma permanenteen sus terrenos, entre los indisimulados recelos de la gent del pobleque veía en esta masiva afluencia de barceloneses el final de su modusvivendi. Surgen así barrios que nunca antes habían existido comoSinguerlín, Fondo, Llatí, Riu, Santa Rosa, Raval, etc. Las viviendasproliferan como setas en calles sin asfaltar, sin la más mínimainfraestructura de alcantarillado y aceras, sin escuelas y sinasistencia sanitaria. Las tierras para el cultivo se venden y losantiguos jornaleros tienen que buscar trabajo en la industria.

Los desequilibrios aumentaron todavía más a raíz de la celebración dela Exposición Universal de 1929 en Barcelona. Las familias inmigrantesque vivían en barracas en la montaña de Montjuïc fueron trasladadas aSanta Coloma de Gramenet, al otro lado del río, en un barrio que sebautizó rápidamente como Cases Barates (Baró de Viver). Las viviendasse construyeron deprisa y corriendo, sin autorización del Ayuntamiento.En la década de los veinte la población aumentó de forma brutal: de2.000 habitantes se pasó a 13.000. Los veraneantes burgueses ya novolverían más porque habían desaparecido los encantos intrínsecos alpueblecito de antaño.


9. República y Guerra Civil

El imparable camino de Santa Coloma hacia una ciudad dormitorio, unsuburbio obrero de Barcelona, se acrecentó bajo las dos dictaduras queha padecido nuestro país en este siglo: la de Primo de Rivera y la deFranco. Durante la primera fueron abortados (1923) los intentos deconstituir la organización local del sindicato anarquista CNT. En sulugar se creó el Ateneo Instructivo Colomense, donde iban muchostrabajadores a aprender a leer y a escribir. Era un servicio muynecesario por cuanto la escuela pública presentaba un estado calamitosoy el colegio de las monjas que impulsó Sagarra a finales del XIX seatenía al conservadurismo de la Iglesia católica. En este contexto,nace la Escola Nacional Catalana (más tarde tuvo que cambiar de nombrey llamarse Estudi Nou), fundada en 1923 por el matrimonio Manent. Ensus aulas todas las materias se impartieron en catalán. Además, aportóun modelo educativo y unos sistemas pedagógicos revolucionarios frentea la indolencia de sus competidores.

La caída de la Monarquía y la proclamación de la II República sonhechos bien acogidos por la población: se recuperan las libertades y laanimación crece en las calles. Se establece la Escuela Racionalista ainiciativa de la CNT, abre sus puertas la Casa del Pueblo y seconstituye la Unió de Rabassaires. La vida asociativa se canaliza através de varios locales: el Centre d’Esquerra Republicana (después fueel cine Principal), el café de can Juli? , la sociedad coral yrecreativa El Pensament, la Escola de Declamació, etc. Por entonces seinaugura también el mercado Sagarra.

En las elecciones del 12 de abril de 1931 resultó elegido alcaldeManuel Vilaseca, un industrial militante de la LLiga Catalana quemantuvo una intensa polémica con la corporación municipal anterior,designada por la dictadura: en aquel momento Vilaseca se quedó enminoría al proponer una política de catalanización de los rótulos y delos impresos oficiales frente a hombres como Joan R? fols, EmilioSinguerlín o Enric Sanchis. Los individuos que ostentaban estosapellidos y que representaban a las familias acomodadas vieron comootros hombres de clases humildes lograban el poder político a través delas urnas. Así, los dos últimos alcaldes republicanos fueron elcampesino Celestí Boada, fusilado por las tropas franquistas, y elmaestro libertario José Berruezo, quien tuvo que exiliarse para nocorrer la misma y trágica suerte de su compañero.

En octubre de 1934 la situación se radicaliza. En Santa Coloma seorganizan patrullas armadas, pero pronto llega la represión: desdeBadalona entran tropas bajo el mando de un comandante de caballería. Elalcalde Josep González y los concejales de izquierdas fueron detenidosy encarcelados. La derecha se instaló de nuevo en el poder hasta lavictoria del Frente Popular de 1936, triunfo que devolvió a sus cargosen el Ayuntamiento a los concejales represaliados en el bienioconservador.

Durante la República se arrastraron las secuelas del crack del 29, queafectó gravemente a la economía mundial. Para colmo, la Guerra Civilretardó la salida de la crisis e incidió negativamente en la mayoría delas actividades productivas: entre 1936 y 1938, en Santa Coloma, sepierden ocho industrias y se paraliza el sector de la construcción.Todo ello repercutiría en un considerable aumento del paro. A la alturade 1935 la propiedad de la tierra estaba muy repartida. Los grandeshacendados habían pasado a la historia.

La Guerra se vivió en Santa Coloma como en otras partes de Catalunya.Se creó el comité antifascista Gramenet del Besòs, la nuevadenominación del pueblo, para organizar la resistencia. ElAyuntamiento, dominado a lo largo del todo el conflicto por la CNT yERC, acabó asumiendo las competencias de este comité e impulsó unapolítica de beneficencia para paliar las estrecheces en que se viosumida la población.

A medida que avanza la Guerra, la población alcanza la cifra de 23.000habitantes, de los cuales 7.200 eran refugiados. Esta dato daidea de las dificultades añadidas que se vivieron en la localidad en unmomento de gran carestía de productos básicos y de aumentos delos precios, lo cual favoreció la aparición del mercado negro. Lacolectivización de ocho empresas y la puesta en marcha de algunascooperativas fueron las respuestas que dio la Administración municipala la picaresca especuladora.

El 27 de febrero de 1939, después de tres años de miserias, las tropasfranquistas entran en Santa Coloma y comienza la represión, lasdetenciones en masa y los ajusticiamientos. Celestí Boada, alcalde deGramenet del Besòs en 1937, fue uno más de los fusilados en el Camp dela Bota, a pesar de que las propias autoridades franquistas encontraronintachable su gestión. La memoria de Celestí Boada fue rehabilitadapúblicamente en 1998 con la inauguración de un pequeño jardín que llevasu nombre en el barrio del Riu Nord.


10. Franquismo y transición

La Santa Coloma de calles sin asfaltar y sin alumbrado público,deficitaria de servicios básicos, repleta de pequeñas casas de la épocade los estampillaires se mantuvo sin grandes cambios en la década delos 40. Sin embargo, entre 1950 y 1975 se producirá la granmetamorfosis: en aquellos 25 años, la ciudad pasa de 15.000 a 135.000habitantes. Este brutal crecimiento fue consecuencia del aludmigratorio que propició la etapa del desarrollismo franquistas: milesde familias, en su mayoría del sur de España, llegaban a Catalunya paraforjarse un futuro de bienestar.

La ciudad creció sobre una red viaria heredada de los años veinte ypensada para un tipo de construcción de carácter disperso. Muchas casasfueron derribadas y en su lugar se levantaron bloques de pisos a unritmo frenético. Se construyó sin ninguna previsión, buscando el lucroy el enriquecimiento rápido: los especuladores hicieron estragos hastael punto de levantar bloques en las faldas de la montaña, cuando yacasi no quedaba espacio para más pisos. Los barrios de Les Oliveres yCan Franquesa han quedado como ejemplo de hasta qué límites puedellegar la voracidad humana y la falta de escrúpulos.

En ese contexto y a pesar de la represión, la resistenciaantifranquista se organizó en los barrios. Las parroquias y los centrossociales fueron vehículos de inquietudes políticas y ansias delibertad, así como la revista Grama, cuyo primer número apareció en1969 ya con una clara línea de denuncia. Tampoco faltaron lasmovilizaciones, como la que se produjo en 1971 para reclamar unambulatorio, o la de 1974 cuando fueron despedidas 220 trabajadoras dela fábrica Casadesport. En 1976 miles de personas reclamaron lapreservación de Can Zam para el pueblo y hacer en estos terrenos ungran parque. Ese mismo año las entidades populares recuperan la FestaMajor d’Estiu con el espiritu participativo y de compromiso queadolecio durante otros periodos

En 1979 se celebran las primeras elecciones municipales. El triunfo dela izquierda es irrefutable. Socialistas y comunistas suman 24 de los27 escaños del Ayuntamiento, lo cual permite la puesta en marcha de unapolítica progresista, de freno a la especulación, de creación deequipamientos y de recuperación del patrimonio.

Las fuerzas progresistas que han gobernado Santa Coloma en la década delos 80 y de los 90 —primero con Lluís Hernández como alcalde y luegocon Manuela de Madre— recibieron del movimiento vecinal el PlanPopular, un catálogo impresionante de alternativas a los problemas deinfraestructuras que heredó la ciudad del tardofranquismo. Ese plan sepublicó en 1978 y fue fruto del consenso y de las soluciones queapuntaron muchos hombres y mujeres comprometidos con su ciudad, congran respeto a su pasado y con la mirada puesta en el bienestar de laspróximas generaciones.

Fuente: Texto original publicado por el Ayuntamiento de Sta. Coloma » Sta. Coloma de ahir i de avui». Texto extraido de gramenet.com.

 

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