Los vecinos se solidarizaron con la pareja, hasta el punto de que la presión vecinal hizo que las tres familias del segundo piso (10 personas) acabaran por abandonar la vivienda. Eso sí: lo hicieron después de que el propietario les abonara 650 euros. No se fueron muy lejos; se instalaron en los bajos del inmueble junto a los cerca de 15 rumanos que ya viven allí.
«Aquí no se puede vivir»

Este casi inexistente traslado indignó a los vecinos. Insisten en que los rumanos deben irse. El dueño del local es un ciudadano de Bangladesh que está de viaje y que, según sus familiares, ha interpuesto una denuncia por impago del alquiler, un arrendamiento que en esa zona de La Salut se sitúa en torno a 1.000 euros.

Más allá del caso concreto, los vecinos dicen que están «hartos» de los comportamientos incívicos y de la «delincuencia», que atribuyen también a las familias rumanas. «Hay muchos tirones de bolsos», explica Agustina García. En una línea similar se expresa Virginia Sánchez: «Ya no se puede ir al supermercado porque a la salida te persiguen para robarte», y añade que los rumanos «hacen sus necesidades en la calle».

A pesar de algunos comentarios fuera de tono, la mayoría de los vecinos insiste en que el malestar no tiene nada que ver con el racismo y que se trata de un problema de incivismo y de no saber convivir. Y es que la comunidad de rumanos de etnia gitana de Badalona (unas 1.500 personas) no sólo ha provocado recelo en los autóctonos. Vecinos inmigrantes, entre ellos una familia magrebí y un grupo de jóvenes chinos, se quejaron ayer del incivismo de los rumanos.

Los vecinos dicen estar desesperados. Por eso acordaron ayer que a partir de hoy se manifestarán cada día a las 19.00, informa Fermín Robles. «Me fui del barrio porque aquí no se puede vivir», asegura Salvador Lerma. Jorge ve el panorama igualmente sombrío: «En este barrio no quiero tener hijos».

ElPais.com – El barrio de La Salut de Badalona sigue en pie de guerra contra el incivismo. Unos 150 vecinos volvieron a salir a la calle ayer por la tarde para protestar por la degradación que, a su juicio, sufre el barrio desde hace tiempo. Los vecinos afirman que las responsables de romper las normas de convivencia son unas familias rumanas de etnia gitana que viven hacinadas en los llamados pisos patera, frecuentes en los barrios limítrofes con Santa Coloma y Sant Adrià.

Una pancarta resumía el sentir de los vecinos: Fuera rumanos. No al incivismo. No somos racistas. De hecho, el objetivo inicial de la protesta era expulsar a un grupo de unos 25 rumanos que viven de alquiler en los bajos de un edificio situado en el número 90 de la calle de Pau Piferrer. No lo lograron, pero abuchearon a los rumanos al tiempo que cortaron el tráfico utilizando un contenedor.

«Entendemos la indignación de los vecinos, pero con ese tipo de acciones se dan alas a posiciones radicales sin sentido», explicó ayer Joaquim Ortilles, responsable del área de Gobierno del Ayuntamiento de Badalona. Ortilles admitió el problema de la sobreocupación de viviendas, pero matizó que el consistorio tiene «pocos instrumentos para combatirlo»

La mecha de la agitación ciudadana se encendió el sábado por un incidente aislado: la protesta de los propietarios del primer piso, Jaime y Esther, que acusaron a las familias rumanas que viven en el inmueble de obstruir las tuberías y causar una fuga de agua fecal provocada por el mal uso de los sanitarios.

 
 
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